21 de julio de 2010

Inauguradora 2.0


Al fin. Tras el anticipo fotográfico, llega la crónica del martes 13 de julio, es decir, de mi inauguración.


Llegué al local a las siete de la tarde como estaba previsto y me puse enseguida a abrir el envoltorio donde tenía guardadas las piezas (26 en total).  Por fortuna disponía de muchos asesores para decidir cómo colocar los cuadros. Mi madre, mi hermana y  Carol ante todo.  Pero también estaban ahí Mariné, Néstor y Vince que hicieron sus comentarios.
Al final opté por colocar las acuarelas en la parte más oscura. Puse los cuadros de temática asociada a “Alicia” en la entrada, y los más grandes (y mis preferidos) en la pared que se ve al entrar. Entre ellos, están los tres que han servido para ilustrar los carteles de la exposición.

A las ocho empezó a llegar gente y sobre las ocho y media ya estaba todo montado y bien fijado a la pared, además de puestas las etiquetas con el nombre de la pieza, técnica y precio.  

A las 8:30 me pedí por fin mi té (de violetas por recomendación de Carol), pero no llegué a darle más que dos sorbos. Aún me tenía que poner el corsé sobre el vestido. Estaba en ello, de espaldas, luchando contra las cintas, cuando oí una voz que decía “Creo que es ella”. Me di la vuelta y vi allí a mis amigos Nahuel, Sara y Jon junto a bastantes acompañantes.  Total que ahí se quedó mi té, en la mesa, porque tuve que ponerme en modo “relaciones públicas”. Por un lado los compañeros de trabajo de mi padre, por otro ex compañeras de mi madre, habituales de Hada Verde, amigos míos de diversos ámbitos y ciudadanos de la capital que habían acabado allí por simple casualidad…  

Fui a preguntar a la chica que lleva el local, Estíbaliz, sobre el micrófono. No funcionaba. Me tocaba “proyectar la voz”, buen añadido a mi nerviosismo. Néstor por su parte estaba en una mesa leyendo mi relato del libro para practicar y en esa me vino diciendo que si podía leer el segundo relato, “el rey escita”, ese relato tan personal sobre la escritura de mi novela. (Podéis leer ambos relatos en este blog) Total, le dije que sí.

Néstor me dio entonces unas recomendaciones al verme tan nerviosa. Me dijo que respirara (lo que provocó unas risas porque un corsé no facilita las cosas) y que lo disfrutara. La idea de poder “disfrutar” de algo que me aterra tanto como hablar ante unas sesenta personas me pareció igual que si me hubiese dicho que cazara un unicornio para hacerle trenzas en las crines. Pero mientras caminaba hacia el escenario me repetí aquello “disfruta del momento”, “disfrútalo”.  

Y allá que fui al escenario con mis papeles y mis temblores a la espera de que hubiese silencio para comenzar.

Estaba nerviosísima, me temblaban las manos, pero aún así no  sufrí.


Fue una experiencia extraña. Me temblaba la voz y el cuerpo, pero de alguna forma me sentía segura, porque creía en lo que decía, creía en el potencial de mis cuadros y creía que aquella era mi noche, porque lo era. Había logrado llenar el local un martes, cuando entre semana apenas vienen unas diez personas. Había hecho una buena campaña de promoción y mi público me sonreía con los ojos. No estaban ahí para devorarme sino para apoyarme y pasarlo bien. Supongo que por eso, aunque no logré escapar de mi maldita introversión disfruté del momento. Y me gustaría decir que también de los aplausos, pero apenas los recuerdo, mi mente volaba muy lejos cuando bajé del escenario, quizás buscando aquel unicornio para peinarlo.


(La segunda parte de la crónica en el post de mañana ^^)

 

1 comentario:

  1. Ole que bien!!! enhorabuena!! eres toda una inaguradora! Espero impaciente a la siguiente entrega de la noche!

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