13 de enero de 2012

Amiga de los monstruos

En el curso nuevo de la Escuela de Fantasía nos han pedido que hablemos de los monstruos de nuestra infancia. Esta ha sido mi reflexión al respecto.



En mi infancia había muchos monstruos que me caían bien, en especial Tintof el monstruo de la tinta, y otros que me inventaba en mis juegos y que estaban conmigo, no contra mí. Pero sí había un par de seres pululando por casa que me preocupaban.

El más terrorífico (y que aún me escama a veces, los que me habéis ido leyendo ya lo sabéis) era el monstruo del espejo. Es una criatura sin forma concreta y eso es lo peor. Es lo desconocido. El gran misterio. A veces te mira con tu propia cara hasta que descubres que eso no eres tú, o no del todo. Como siempre, este monstruo está más activo de noche, en la penumbra. Lo bueno es que en cierta forma, aunque sé que puede viajar de espejo en espejo, sólo es peligroso en el baño y no me preocupan los espejos de mi habitación. Creo saber el motivo, que el origen estuvo en el espejo del baño de mi casa de pequeña que se iba vislumbrando su brillo según ascendías la escalera… Lo dejo aquí porque la historia da para rato :P

El otro monstruo de mi infancia estaba en unos óleos monstruosos que había pintado mi madre y que colgaban en el salón, unas formas grotescas de demonios extraños que me miraban, seres anormales, deformes... Eran dos copias de Picasso. Me pregunto qué pensarán otros niños de Picasso antes de saber algo sobre el cubismo. A mí aquellos cuadros me aterraban, de nuevo, sobre todo de noche. Había angustia en ellos, dolor, locura.

Y este último monstruo es más bien una manía que os voy a reconocer. No puedo dormir con armarios abiertos, aunque sea un resquicio. ¿Quién sabe si de noche el armario se convierte en una puerta al Templo de las Mil Puertas y trae a mi habitación a seres de la Ciudad de los Espectros. Quizás viniera alguien más amable, pero ¿vale la pena arriesgarse? (perdonadme tanta alusión a "La historia interminable", soy así de pesada. No querréis cambiarme a estas alturas ^^)

De todas formas este último creo que va por el miedo al miedo en sí mismo que creo que tengo, al propio hecho de pasar miedo, a volver a pasar por semanas de pesadillas continuas como las que tuve siendo niña. No sé, da para rato analizar estas cosas. Supongo que en cierta forma temo a mi propia imaginación cuando decide tomar el lado oscuro demasiado tiempo.



Os paso enlace a un relato mío relacionado con este tema: "Entre Espejos"

Y ya de paso lo último que he pintado, mi “Reina de las Pesadillas”. A veces es agradable charlar con ella, pero mejor no cogerla en sus días malos :S


Besos y no dejéis que ningún monstruo os muerda ;)


(Imagen de Odilon Redon)

2 comentarios:

  1. Me encanta, me recuerda un poco a los seres que dibujaba Goya, pero con tu propio estilo

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  2. Ay nuestros monstruos...
    Me ha gustado mucho tu entrada, compi :)

    Besos

    PD: Tu cuento, también.

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